viernes, 20 de enero de 2012

Este sábado Rangel le dio la bienvenida al IV arzobispo de Ciudad Bolívar


***El día 27 de agosto del presente año, el Papa Benedicto XVI aceptó la renuncia del arzobispo metropolitano de Ciudad Bolívar, monseñor Medardo Luis Luzardo Romero, presentada por razones de edad. Para sustituirle en el cargo, nombró a monseñor Ulises Antonio Gutiérrez Reyes.

(Prensa Gobernación/MJU).- Desde este sábado, la Arquidiócesis de Ciudad Bolívar cuenta con nuevo Arzobispo, Monseñor Ulises Antonio Gutiérrez Reyes, quien va a ocupar las labores que por 25 años venía ejerciendo el Monseñor Medardo Luis Luzardo Romero, que pasa a retiro como Arzobispo Emérito (jubilado).

Para  la toma de posesión del nuevo arzobispo, se celebró en la catedral de Ciudad Bolívar, una hermosa misa que inició con una procesión integrada de padres invitados de distintas partes del país y  del estado, además de un gran número de seminaristas.  

El gobernador del estado Rangel Gómez, en compañía de la primera dama, Nidia Escobar, mencionó “en este acto sagrado hemos estado despidiendo en primera estancia a monseñor Medardo Luzardo, quien le dedicó más de 20 años al pueblo del estado Bolívar, con su bondad, esfuerzo, amplitud y entrega como pastor, por lo tanto, en nombre de todo el estado me honra haberle  otorgado la condecoración Manuel Carlos Piar, en su primera clase de oro, que es uno de los reconocimientos más importante del estado para honrar a quienes se lo merecen”.

“Por otra parte recibimos con una gran bienvenida al nuevo arzobispo el monseñor Ulises Gutiérrez que viene ahora a conformar todo un equipo y a quienes le deseamos todo el bien y felicidad en esta tierra guayanesa y debo resaltar que cuentan con un colaborador y amigo como gobernador del estado y habitante de este estado” resaltó el primer mandatario regional.        

El día 27 de agosto del presente año, su santidad el Papa Benedicto XVI aceptó la renuncia del arzobispo metropolitano de Ciudad Bolívar, monseñor Medardo Luis Luzardo Romero, presentada por razones de edad. Para sustituirle en el cargo, nombró a monseñor Ulises Antonio Gutiérrez Reyes.

Monseñor Ulises Gutiérrez nació el 25 de abril de 1951 en Pedregal, Estado Falcón. Realizó sus estudios secundarios en el seminario menor de San José de Coro, dirigido por los mercedarios.

 En 1967 entró al Noviciado Santa María del Olícar, de la misma Orden a Estercuel, en España. En el Filosofado de Santa María de El Puig, en Valencia (España), inició la preparación a las órdenes sagradas que continuó en Venezuela, frecuentando la Teología en el Seminario Santa Rosa de Lima de Caracas.

Fue ordenado sacerdote el 27 de diciembre de 1977 en la Catedral de Coro. Fue párroco en Maracaibo, Administrador del Colegio Tirso Molina en Caracas y del 1994 hasta el 2000 fue Superior de la Vicaría venezolana de los Mercedarios. Fue también Responsable y Rector (2000-2003) del Seminario de la Orden, en Palmira, Táchira, en la Diócesis de San Cristóbal.

Fue nombrado Obispo de Carora el 15 de diciembre del 2003 y recibió la ordenación episcopal el 27 de febrero del 2004. En el 2005 desempeño el cargo de Administrador Apostólico de la Diócesis de Cabimas. Es miembro de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Venezolana y Presidente de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada.

Guayana fue la tercera diócesis que se creó en Venezuela, por disposición del Papa Pío VI y solicitud del Rey Carlos IV, el 20 de mayo de 1790. Fue desprendida de San Juan de Puerto Rico a la que perteneció bajo la figura de anejos continentales. Era inmensa, abarcaba todo el oriente, con las islas de Margarita y Trinidad, más el extenso sur, incluido el Esequibo, y todo el territorio a la margen derecha del Orinoco hasta los ignotos límites con Brasil y la Nueva Granada. Su capital, Angostura.

De la arquidiócesis de Ciudad Bolívar, como se llama hoy día, se han desprendido las diócesis de Cumaná, Barcelona, Maturín, Margarita, Ciudad Guayana, Carúpano y los vicariatos apostólicos del Caroní, Puerto Ayacucho y Tucupita. Casi medio país, lo cual da idea de lo difícil que es atender convenientemente una región tan extensa, mal comunicada y distante, con poblaciones dispersas, comunidades indígenas y la presencia fantasmal pero real, de los explotadores de la múltiple riqueza que reposa en su suelo, dan un panorama retador para ser portador de la buena noticia del evangelio. 




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