***El
día 27 de agosto del presente año, el Papa Benedicto XVI aceptó la renuncia del
arzobispo metropolitano de Ciudad Bolívar, monseñor Medardo Luis Luzardo
Romero, presentada por razones de edad. Para sustituirle en el cargo, nombró a
monseñor Ulises Antonio Gutiérrez Reyes.
(Prensa
Gobernación/MJU).- Desde este sábado, la Arquidiócesis de
Ciudad Bolívar cuenta con nuevo Arzobispo, Monseñor Ulises Antonio Gutiérrez
Reyes, quien va a ocupar las labores que por 25 años venía ejerciendo el
Monseñor Medardo Luis Luzardo Romero, que pasa a retiro como Arzobispo Emérito
(jubilado).
Para la toma de posesión del nuevo arzobispo, se
celebró en la catedral de Ciudad Bolívar, una hermosa misa que inició con una
procesión integrada de padres invitados de distintas partes del país y del estado, además de un gran número de
seminaristas.
El gobernador del estado
Rangel Gómez, en compañía de la primera dama, Nidia Escobar, mencionó “en este
acto sagrado hemos estado despidiendo en primera estancia a monseñor Medardo
Luzardo, quien le dedicó más de 20 años al pueblo del estado Bolívar, con su
bondad, esfuerzo, amplitud y entrega como pastor, por lo tanto, en nombre de
todo el estado me honra haberle otorgado
la condecoración Manuel Carlos Piar, en su primera clase de oro, que es uno de
los reconocimientos más importante del estado para honrar a quienes se lo
merecen”.
“Por otra parte recibimos
con una gran bienvenida al nuevo arzobispo el monseñor Ulises Gutiérrez que
viene ahora a conformar todo un equipo y a quienes le deseamos todo el bien y
felicidad en esta tierra guayanesa y debo resaltar que cuentan con un
colaborador y amigo como gobernador del estado y habitante de este estado” resaltó
el primer mandatario regional.
El día 27 de agosto del
presente año, su santidad el Papa Benedicto XVI aceptó la renuncia del
arzobispo metropolitano de Ciudad Bolívar, monseñor Medardo Luis Luzardo
Romero, presentada por razones de edad. Para sustituirle en el cargo, nombró a
monseñor Ulises Antonio Gutiérrez Reyes.
Monseñor Ulises Gutiérrez
nació el 25 de abril de 1951 en Pedregal, Estado Falcón. Realizó sus estudios
secundarios en el seminario menor de San José de Coro, dirigido por los
mercedarios.
En 1967 entró al Noviciado Santa María del
Olícar, de la misma Orden a Estercuel, en España. En el Filosofado de Santa
María de El Puig, en Valencia (España), inició la preparación a las órdenes
sagradas que continuó en Venezuela, frecuentando la Teología en el Seminario
Santa Rosa de Lima de Caracas.
Fue ordenado sacerdote el
27 de diciembre de 1977 en la Catedral de Coro. Fue párroco en Maracaibo,
Administrador del Colegio Tirso Molina en Caracas y del 1994 hasta el 2000 fue
Superior de la Vicaría venezolana de los Mercedarios. Fue también Responsable y
Rector (2000-2003) del Seminario de la Orden, en Palmira, Táchira, en la
Diócesis de San Cristóbal.
Fue nombrado Obispo de
Carora el 15 de diciembre del 2003 y recibió la ordenación episcopal el 27 de
febrero del 2004. En el 2005 desempeño el cargo de Administrador Apostólico de
la Diócesis de Cabimas. Es miembro de la Comisión Permanente de la Conferencia
Episcopal Venezolana y Presidente de la Comisión Episcopal para la Vida
Consagrada.
Guayana fue la tercera
diócesis que se creó en Venezuela, por disposición del Papa Pío VI y solicitud
del Rey Carlos IV, el 20 de mayo de 1790. Fue desprendida de San Juan de Puerto
Rico a la que perteneció bajo la figura de anejos continentales. Era inmensa,
abarcaba todo el oriente, con las islas de Margarita y Trinidad, más el extenso
sur, incluido el Esequibo, y todo el territorio a la margen derecha del Orinoco
hasta los ignotos límites con Brasil y la Nueva Granada. Su capital, Angostura.
De la arquidiócesis de
Ciudad Bolívar, como se llama hoy día, se han desprendido las diócesis de
Cumaná, Barcelona, Maturín, Margarita, Ciudad Guayana, Carúpano y los
vicariatos apostólicos del Caroní, Puerto Ayacucho y Tucupita. Casi medio país,
lo cual da idea de lo difícil que es atender convenientemente una región tan
extensa, mal comunicada y distante, con poblaciones dispersas, comunidades
indígenas y la presencia fantasmal pero real, de los explotadores de la
múltiple riqueza que reposa en su suelo, dan un panorama retador para ser
portador de la buena noticia del evangelio.
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